Las personas inmigrantes proceden
a menudo de un ámbito socio-económico bajo, por lo que en general están insuficiente o incorrectamente vacunas
frente a agentes infecciosos ante los que la población autóctona suele estar
vacunada. Esto implica que no solo están sometidos a un riesgo individual de padecer
una enfermedad prevenible mediante vacunación, sino que además pueden
convertirse en agentes portadores de dicha enfermedad. Por otro lado, la
precaria situación “general” que frecuentemente padecen en el país al que
emigran puede dificultar el acceso a los servicios de salud, lo que supone una
baja cobertura de vacunación en este colectivo.
La posibilidad de que estas
personas puedan realizar viajes a sus
países de procedencia, constituye un riego
específico para determinadas enfermedades que pueden ser todavía endémicas
allí.
Las recomendaciones para
la población inmigrante adulta son:
·
Vacunación
antitetánica y antidiftérica. Se administraría a partir de los 7 años en
tres dosis: 2 dosis con un intervalo mínimo de 4 semanas entre ellas y una
tercera a los 6 meses tras la segunda. Luego se administraría una dosis de
recuerdo a los 5 años y luego cada 10 años.
·
Vacunación
frente a la hepatitis B. Se administraría en recién nacidos, adolescentes y
adultos con factores o prácticas de riesgo. La pauta sería de 2 dosis con un
mes de intervalo entre ellas y una tercera dosis que se puede administrar a las
8 semanas de la segunda, aunque se recomienda que hayan pasado al menos 4 meses
entre la primera y la tercera dosis.
·
Vacunación
antipoliomielítica. Se recomienda especialmente en personas inmigrantes de
países en los que todavía existe circulación de poliovirus salvaje y de sus
convivientes. Se administraría en tres dosis: 2 dosis con un intervalo de al
menos 1 mes entre ellas y la tercera dosis a los 6-12 meses de la segunda.
·
Vacunación
con Triple Vírica. La procedencia de las personas inmigrantes de países con
altas incidencias de sarampión, la posibilidad de viajes a sus países de
origen, los antecedentes inciertos de vacunación y el hecho de que en muchos
países la vacunación se realiza con el componente sarampión monovalente, hace
que el colectivo de inmigrantes pueda constituir un vehículo transmisor capaz
de originar brotes de las enfermedades incluidas en esta vacuna. Por otra parte
es importante que las mujeres en edad fértil estén inmunizadas frente a la
rubéola. La población inmigrante adolescente recibiría 2 dosis con un intervalo
de un mes entre ellas, mientras que la adulta recibiría al menos una dosis.
·
Vacunación
frente a la hepatitis A. Puesto que es una enfermedad endémica en muchos
países, la mayoría de los inmigrantes adultos ya serían inmunes a ella. No
obstante, aquellos niños nacidos en España de padres inmigrantes serían
susceptibles de a la enfermedad si viajasen al país de procedencia, por lo que
tendrían que ser vacunados antes del viaje. Se vacunará también a todas
aquellas personas pertenecientes a grupos de riesgo de esta enfermedad. La
pauta sería de 2 dosis con un intervalo mínimo de 6 meses entre ellas.
·
Se administrarán el resto de las vacunas de
acuerdo con sus indicaciones en la población adulta: vacuna antigripal (personas de 64 o más años y grupos de riesgo), antineumocócica (personas de 64 o más
años y grupos de riesgo), antimeningocócica
(dependiendo de los protocolos de vacunación en función de la edad), Anti Hib
(grupos de riesgo) y antivaricela
(mayores de 10 años sin historia previa de enfermedad o de vacunación y grupos
de riesgo de cualquier edad en las mismas circunstancias).