La habilidad para manipular y transformar los genes entre las
bacterias, las plantas y los animales, ha creado varios nuevos organismos
modificados genéticamente.
Hay varias proteínas
que tienen una conformación y modificaciones únicas que no se permite en las
plantas porque no tienen los mecanismos para crearlas. No obstante, las plantas transgénicas han demostrado una
gran capacidad para ser máquinas para producir los anticuerpos.
Actualmente la
mayoría de las vacunas de uso clínico emplean microorganismos inactivados o
atenuados. Estos son incapaces de replicarse en individuos normales; sin
embargo, en personas inmunodeprimidas pueden originar la enfermedad. Esto puede
prevenirse utilizando proteínas
antigénicas individuales que inducen, en el individuo inmunizado, una
respuesta equivalente a la originada por el germen completo.
Esta técnica requiere
la clonación del gen o de los genes de
interés a partir del germen patógeno, su introducción en otro organismo donde
pueda expresarse para su posterior purificación
y administración en humanos, por vía
parenteral.
Los métodos
convencionales de obtención de vacunas podrían ser sustituidos por sistemas
vegetales transgénicos productores de la proteína recombinante. Además la generación de plantas transgénicas
comestibles evitaría la purificación e inyección de la proteína recombinante.
La ingesta oral de la planta transgénica permitirá la absorción intestinal y la posterior estimulación del sistema inmunitario del individuo.
Esta nueva forma
vacunación empleando plantas transgénicas comestibles es una estrategia socio
sanitaria prometedora, especialmente en países en vías de desarrollo, los
cuales carecen de la infraestructura necesaria para la administración de
vacunas convencionales.
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