domingo, 9 de diciembre de 2012

Conservación de las vacunas

Mantenimiento de la cadena de frío

Para el almacenamiento, mantenimiento, transporte y conservación de las vacunas se deben reunir una serie de condiciones adecuadas, para lo que cabe tener en cuenta las características propias de las vacunas, la cadena d frío con el personal y el equipo adecuado, las diferentes normas de conservación y el transporte (material de acondicionamiento).
Las vacunas son productos biológicos termolábiles que se deben conservar entre 2oC y 8oC; así pues, estas se destruyen o pierden sus cualidades a una temperatura determinada. Cuando una vacuna pierde su eficacia, el hecho de colocarla en el frigorífico o en el congelador no le devuelve su eficacia. En general, espacios cortos de tiempo, como puede requerir su transporte a los centros de vacunación no afecta sensiblemente al producto.
Algunas vacunas expuestas a variaciones de temperatura cambian de aspecto y se modifican sus propiedades fisicoquímicas, por lo que es importante que el personal encargado de las inmunizaciones conozca las características de estas, así como las normas de conservación y almacenamiento. Así pues la persona responsable de la cadena de frío en cada punto de vacunación deberá controlar las temperaturas a las que se almacenan, el stock existente, las fechas de caducidad y la recepción de las vacunas.
En cuanto al equipamiento material, es esencial asegurarse del buen funcionamiento del frigorífico, por lo que este debe ser destinado exclusivamente a la conservación de vacunas y estar dotado de un termostato entre 2oC y 8oC, temperaturas que deberán verificarse todos los días (recomendablemente con termómetros de máximas y mínimas). Además, es conveniente respetar una serie de recomendaciones, como el situar el frigorífico a la sombra (a unos 15cm de la pared), que esté conectado a la red general para evitar desconexiones accidentales, abrir la puerta solo lo imprescindible, descongelarlo periódicamente por el acúmulo de escarcha,  colocar en el congelador acumuladores de frío y botellas llenas de agua salada (o suero fisiológico) en los últimos estantes de la nevera, ya que ayudan a estabilizar la temperatura interna del frigorífico, y seguir los protocolos de colocación de las vacunas en los frigoríficos.
También existen neveras portátiles con acumuladores de frío que se utilizan cuando hay que transportar pocas vacunas, y para las que se procura un tiempo mínimo de transporte, abrirlas sólo lo imprescindible y se evita el contacto directo de sus paredes con las vacunas.
Por último, señalar que en caso de interrupción de la cadena de frío por avería del frigorífico o fallo des suministro eléctrico,  es necesario: anotar la hora de inicio y la duración de la avería; mantener cerrado el frigorífico, pues las neveras están capacitadas para mantener su temperatura interna unas 6 horas; restablecer las temperaturas adecuadas y verificar las temperaturas máxima y mínima alcanzadas durante la avería para tomar las precauciones pertinentes; valorar el aspecto físico de los productos y el tipo de productos afectados; trasladar  las vacunas a otro frigorífico para asegurar su conservación hasta subsanar el problema; en caso necesario, analizar la potencia de las vacunas tras el accidente térmico, pues esos lotes no podrán ser utilizados hasta que se haya verificado su eficacia.

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