viernes, 21 de diciembre de 2012

Vacunación en inmigrantes


Las personas inmigrantes proceden a menudo de un ámbito socio-económico bajo, por lo que en general están insuficiente o incorrectamente vacunas frente a agentes infecciosos ante los que la población autóctona suele estar vacunada. Esto implica que no solo están sometidos a un riesgo individual de padecer una enfermedad prevenible mediante vacunación, sino que además pueden convertirse en agentes portadores de dicha enfermedad. Por otro lado, la precaria situación “general” que frecuentemente padecen en el país al que emigran puede dificultar el acceso a los servicios de salud, lo que supone una baja cobertura de vacunación en este colectivo.
La posibilidad de que estas personas puedan realizar viajes a sus países de procedencia, constituye un riego específico para determinadas enfermedades que pueden ser todavía endémicas allí.
Las recomendaciones para la población inmigrante adulta son:
·         Vacunación antitetánica y antidiftérica. Se administraría a partir de los 7 años en tres dosis: 2 dosis con un intervalo mínimo de 4 semanas entre ellas y una tercera a los 6 meses tras la segunda. Luego se administraría una dosis de recuerdo a los 5 años y luego cada 10 años.

·         Vacunación frente a la hepatitis B. Se administraría en recién nacidos, adolescentes y adultos con factores o prácticas de riesgo. La pauta sería de 2 dosis con un mes de intervalo entre ellas y una tercera dosis que se puede administrar a las 8 semanas de la segunda, aunque se recomienda que hayan pasado al menos 4 meses entre la primera y la tercera dosis.

·         Vacunación antipoliomielítica. Se recomienda especialmente en personas inmigrantes de países en los que todavía existe circulación de poliovirus salvaje y de sus convivientes. Se administraría en tres dosis: 2 dosis con un intervalo de al menos 1 mes entre ellas y la tercera dosis a los 6-12 meses de la segunda. 

·         Vacunación con Triple Vírica. La procedencia de las personas inmigrantes de países con altas incidencias de sarampión, la posibilidad de viajes a sus países de origen, los antecedentes inciertos de vacunación y el hecho de que en muchos países la vacunación se realiza con el componente sarampión monovalente, hace que el colectivo de inmigrantes pueda constituir un vehículo transmisor capaz de originar brotes de las enfermedades incluidas en esta vacuna. Por otra parte es importante que las mujeres en edad fértil estén inmunizadas frente a la rubéola. La población inmigrante adolescente recibiría 2 dosis con un intervalo de un mes entre ellas, mientras que la adulta recibiría al menos una dosis.

·         Vacunación frente a la hepatitis A. Puesto que es una enfermedad endémica en muchos países, la mayoría de los inmigrantes adultos ya serían inmunes a ella. No obstante, aquellos niños nacidos en España de padres inmigrantes serían susceptibles de a la enfermedad si viajasen al país de procedencia, por lo que tendrían que ser vacunados antes del viaje. Se vacunará también a todas aquellas personas pertenecientes a grupos de riesgo de esta enfermedad. La pauta sería de 2 dosis con un intervalo mínimo de 6 meses entre ellas.

·         Se administrarán el resto de las vacunas de acuerdo con sus indicaciones en la población adulta: vacuna antigripal (personas de 64 o más años y grupos de riesgo), antineumocócica (personas de 64 o más años y grupos de riesgo), antimeningocócica (dependiendo de los protocolos de vacunación en función de la edad), Anti Hib (grupos de riesgo) y antivaricela (mayores de 10 años sin historia previa de enfermedad o de vacunación y grupos de riesgo de cualquier edad en las mismas circunstancias).

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